Dulce regalo de San Valentín

Típica conversación de pareja un fin de semana de peli y mantita.
– ¿Qué te gustaría este año por San Valentín?
– Ohhh, cariño, nada, no necesito nada, tu amor es suficiente para mí.
– ¿Seguro?
– Claro, ¿qué puede haber mejor que tus besos?
Seguro que el amigo de un colega, la prima de tu primo o el vecino del quinto te han contado que se tomaron en serio estas palabras (tú no, ya sabemos que tú siempre tienes bonitos detalles) y pasaron a pan y agua San Valentín, o un cumpleaños, o el aniversario de la primera mirada en la discoteca.
Cambia la típica chequera por una caja llena de besos.
Tener un bonito detalle no pasa forzosamente por gastar mucho dinero. Algo tan simple como regalar una chequera de besos era una genial idea, pero, después de usarlo los protagonistas de tantas serie y pelis, se ha perdido el factor sorpresa y, seamos sinceros, sin eso, el regalo pierde parte de su encanto.
Importante: no te comas todas las chuches camino a casa.
Tranquilos todos. No es el fin del mundo, suelta el rotulador; busca por casa una cajita pequeña (las de collares son perfectas); ve a la tienda de chucherías más cercana (o en su defecto a Mercadona, ¿dónde si no iba a ser?); compra un puñado de besitos de gominola,o mejor dos, por lo que pueda pasar por el camino; vuelve a casa.
Es muy importante que cuides al máximo los detalles. Aunque en concepto es parecido, no se te ocurra darle la bolsa sin más: quieres ser romántico, no un cutre.
[list list_style=»grayDot» style=»»]
- Pon los besitos entre una tira de papel de seda, igual que en las tiendas finas.
- Colócalos bien ordenados, como si fueran una delicada caja de bombones. Es importante que quede bien llena si no quieres estropear todo durante el traslado.
- Pon dentro una tarjetita que diga algo del tipo: “No existe caja donde guardar todos los besos que quiero darte” o “Para que nunca te duermas sin un beso mío”
- Envuélvelo con elegancia.
- Entrégaselo con un enigmático «justo lo que tú querías».
No podemos asegurarte una noche de sexo desenfrenado pero sí, al menos, un besito con cara de cordero degollado.