No vamos a negar que detestamos las adaptaciones simplistas, patriarcales y dulcificadas de Disney. Pero lo cierto es que La bella y la bestia es una de las adaptaciones menos infieles al original. O, al menos, al cuento más popular.
La bella y la bestia es un cuento de hadas francés. Lo escribió Gabrielle-Suzanne Barbot de Villeneuve en 1740, y narra una mágica historia de guerras entre hadas y reyes, con un trasfondo de crítica social hacia los matrimonios por conveniencia. 15 años más tarde, Jeanne-Marie Leprince de Beaumont lo resumió en un cuento que olvidaba las hadas y se centraba en la historia de Bella (quien por cierto tenía dos hermanas superficiales) y la Bestia.
La peli exhibe unos preciosos fondos a acuarela y la vidriera protagonista de nuestra máscara fue de las primeras incursiones de Disney en la animación por ordenador: todo el salón en la escena del baile está mapeado y animado por ordenador. ¡Imaginad si no tener que pintar las vidrieras 24 veces por segundo cada una desde una perspectiva diferente!