Así hemos hecho la máscara de Kylo Ren

Sabemos que aún no hemos publicado la segunda parte del artículo sobre las máscaras de los Hijos de la arpía, y llegará pronto, lo prometo. Pero es que las fotos del proceso de fabricación de la máscara de Kylo Ren, el nuevo malo malísimo de La guerra de las Galaxias, están quemando el disco duro. No soy yo, es el lado oscuro de la Fuerza el que me obliga a enseñaros los nuevos proyectos.
Yo aquí tengo que decir que hubiera hecho una máscara de Rey, que es la prota total y LO MOLA TODO.
Y, cosas de este mundo en el que vivimos, a juzgar por los juguetes y demás parafernalia, parece que es un personaje secundario. Pero la verdad es que una máscara de un personaje que lo más chungo que lleva alrededor de la cara es un moñete de estudiar, pues viste poco, todo hay que decirlo, así que nos hemos decantado por el malo, que sí que lleva una máscara de verdad.
Yo creo que a estas alturas todos habréis oído hablar de Kylo, el Sith con el genio y las orejas más grandes de toda la saga. Que normal que lleve máscara. Las cosas como son, como personaje a desarrollar mola mucho, pero la genética fue muy muy mala con él. Vamos, se lo dejó olvidado. Vanalidades al margen, está muy bien encontrarse un personaje joven que actúa de manera inexperta y arrogante, y no un Sith hecho y derecho. Ya tendrá tiempo de desarrollarse. Y ya dejo de hablar de la peli nueva porque me emociono toa y esto va de cómo hemos hecho la máscara.
Modelando la máscara de Kylo en barro
Lo primero, como siempre, es modelar la máscara en barro.
No había manera de adaptar las máscaras clásicas venecianas como hemos hecho en alguna otra ocasión, así que decidimos hacer un modelado desde cero. Partimos de una de nuestras máscaras de Volto de base, porque sabemos que hay mucho señor hecho y derecho deseoso de disfrazarse cual crío y así nos aseguramos de que la máscara salga bien grande, apta para todas las caras.
Aunque siempre intentamos adaptar máscaras venecianas hay veces que es imposible
Lo difícil de este modelado es mantener la simetría y evitar salientes muy pronunciados que puedan quedarse enganchados al sacar la máscara del molde.
La máscara de Kylo tiene un frontal muy chato y recto. Nosotras lo hemos alargado y curvado hacia dentro para darle un aspecto más estilizado y tener más superficie para decorar en posteriores reinterpretaciones. Además, sabemos que uno de los problemas a la hora de disfrazarse es el cuello. Cuando vas a disfrazarte con una máscara o casco muchas veces se te olvida que tienes que hacer algo con la piel que se ve. La solución que a todos nos pilla a mano siempre es usar un pañuelo que pegue, pero previendo que se va a mover (y queda muy poco profesional un malo con el cuello al aire, eso es así) hemos alargado la superficie de la máscara para ocultar esos pequeños deslices.
Con la ayuda de palillos de bambú vamos tallando los motivos y alisando la superficie. Si alguna vez modelais en casa, fijaos en el aspecto mate que tiene en esta foto. Sólo cuando el barro empieza a estar seco, y al frotar el palillo la superficie cambia de mate a satinado (lo que se llama «textura cuero»), es cuando se puede empezar a alisar el detalle. Si el barro no está así, ni lo intentes, déjalo secar. Sólo conseguirías rebañar infinitamente la superficie. En cualquier caso, para una máscara de papel el detalle que hay que dejar es mucho menos fino que para positivar en látex o resina, porque de todas formas el relieve no sale.
Gusa, por supuesto, pensaba que la parte frontal no debía ser lisa, sino que debía tener un relieve de patitas. La verdad es que nosotras estábamos pensando en un adamascado, pero oye, todo es probar.
El resultado, una vez terminada, es este.
Segunda parte: el molde
Con este modelo de barro por sí sólo no hacemos nada. Sólo podríamos cocerlo, y no sería muy cómodo de llevar. Como siempre, hay que sacarle un molde.
Normalmente usamos moldes de silicona, pero al tener esas aristas tan marcadas corríamos el riesgo de deformar la máscara de papel al positivarla, ya que por mucho contramolde que pongas, las aristas serían flexibles y la misma presión de la técnica podría deformar del molde. En este caso optamos por un molde de escayola de dos piezas.
Esta decisión hay que tomarla antes de comenzar a modelar ya que cuando usamos moldes rígidos es necesario que la pieza no tenga huecos donde el molde. Si no teneis mucha experiencia y quereis usar el molde más de una vez los moldes flexibles son una opción más sencilla.
Para hacerlo, dividimos la máscara en dos con una superficie rígida. Lo ideal es que sea fina para que no cueste mucho luego sellar el hueco. El cartón de los cereales es estupendo: fino, rígido y con un lado plastificado. Aunque en esta foto haya quedado tapada por una fina capa de escayola (que posteriormente partimos), esta primera pieza tiene una llave. La llave es una parte muy importante del molde, es simplemente un machihembrado que impide que las piezas del molde se desplacen entre sí. Se puede tallar sobre la escayola, aunque sólo si el molde es muy gordo. Como nuestro taller no es una TARDIS y el espacio no sobra, preferimos hacer los moldes finitos y ligeros, de manera que si tallásemos la llave podríamos estropear el modelo. La mejor solución es fabricar una llave de barro.
Es importante decidir el tipo de molde antes de empezar a modelar para que luego no haya problemas
Cuando se ha secado esta primera parte del molde, untamos la junta y sus alrededores con vaselina (para que la nueva escayola no se pegue) y realizamos la segunda parte del molde.
Una vez seco, se separan cuidadosamente las dos piezas con un par de golpes de formón y se retira la máscara de barro. Hay que limpiar e impermeabilizar el molde, que queda así:
¡Listo!
El proceso parece largo pero por suerte sólo se realiza una vez.
Tercera parte: la máscara en papel maché
Este proceso ya lo hemos explicado unas cuantas veces. La técnica de la cartapesta para fabricar a mano nuestra máscara de papel maché de Kylo. Trocito a trocito, vamos superponiendo capas de cartón de falla encolado, construyendo un entramado que será a la vez resistente y flexible una vez seco.
Dependiendo de la temperatura y humedad ambientes, se puede sacar del molde en dos o tres días, pero precisa de otro par más fuera para terminar de secarse del todo. En la foto de la izquierda la máscara está aún húmeda, recién sacada del molde. Como veis, tiene trocitos despegados (de la primera capa de papel) que hay que cohesionar. Obviamente no está preparada para pintar, de eso nos encargamos en la siguiente fase.
Cuarta parte: preparación de la superficie para pintar
Cuando la máscara se ha secado por completo (y SÓLO cuando se ha secado POR COMPLETO) se puede impermeabilizar. Esto es lógico, ¿no? Si la impermeabilizas guardando agua en su interior se blandeará y pudrirá lentamente.
Si no dejáis que la máscara seque bien es muy probable que con el paso del tiempo se pudra.
Le damos una capa de cola de conejo y seguidamente una de estuco. Cuando se seca, se lija y se vuelve a estucar. Y así, dependiendo de la rugosidad que precise el acabado de la máscara, hasta que esté lisa.
Y por fin: Pintando la máscara de Kylo Ren
La máscara original es muy sencilla así que la pintura no supone un gran reto aún así, para asegurar la buena calidad de la máscara es necesario hacerlo bien.
En primer lugar se usamos una capa de pintura negro en toda la superficie y después una capa de color plateado en las partes metálicas.
Con cuidado y un pincel finito vamos potenciando las aristas y el relieve que ha cogido el papel. Ésta primera la hemos pintado como la original pero ya hay otra secando que está pidiendo a gritos un frontal de estilo steampunk…
¿Qué os parece? Estamos esperando una buena luz natural para sacarle las fotos que se merece (la espada láser no hace bien de foco, ya os lo digo).
¿En qué estilos haríais las variaciones?
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